Siguiendo el tiempo

Imaginamos el día del amor y la amistad como el puente de reconstrucción para quienes se hicieron daño.

Celebramos en comunidad. A un espacio extinto y superfluo. Lo valoramos con un corazón cruzado por una flecha. Nuestra simpatía corre por las venas de lo menos importante.

El 14 de febrero es una fecha más del calendario. Cruzado por el San Valentín, el supuesto personaje capacitado en darse a la humanidad. Herido mortal por las saetas de la fe.

Solo en las páginas del nuevo testamento, de nuestra tradición cristiana, inscriben en la comunidad, el verdadero sentir del amor.

Lo pulen con matices de generosidad. Con piedras de paciencia. Alegrado con la lealtad y sin el falso testimonio.

Quienes aman conocen la miel de una mirada. No todo son notas rojas del diario, de amantes tránsfugas o de violencia al filo de las mañanas.

Amar es entregar. Dar sin esperar nada a cambio.

La mirada del infante recibiendo el alimento del pecho de su gestora. Apaciguar la ira de quienes riñen interminables cuando en algún momento hicieron vida en común.

Imaginamos el día del amor y la amistad como el puente de reconstrucción para quienes se hicieron daño. La firma de la paz duradera. No solo como una fecha para pasar por alto los agravios, la maledicencia o las motivaciones ocultas para el fracaso.

La lección del hijo prodigo nos da un ejemplo. Ahora pensemos en la visión de quien nos toca la puerta para pedir caridad.

Ese es el mejor ejemplo de amor. Al soltar no los desperdicios, sino lo valioso, el corazón, la empatía y el perdón.

Gerson Gómez

Morelense de cepa Regiomontana. LCC con especialidad periodismo (UANL). Doctor en Artes y Humanidades (I.C.A.H.M.). Tránsfuga de la mesa de redacción en diferentes periódicos como El Diario de Monterrey, Tribuna de Monterrey, y del grupo Reforma en el matutino Metro y vespertino El Sol. Escort de rockeros, cumbiamberos, vallenatos y aprendices al mundo de la farándula. Asiste o asistía regularmente a conciertos, salas de baile, lupanares, premieres, partidos de fútbol y hasta al culto dominical. Le teme al cosmos, al SAT, a la vejez y a la escasez de bebidas etílicas. Practica con regularidad el ghosting. Autor de varios libros de crónica como Hemisferio de las Estaciones, Crónicas Perdidas, Montehell, Turista del Apocalipsis, Monterrey Pop y Prêt-à-porter: crónicas a la medida.