Siete Puntos

Serviles

¿Cómo calificar a los cercanos a AMLO? ¿A cuál de las dos descripciones pertenecen?
1.

Dicen que a los líderes se les conoce por los equipos que conforman, por su círculo íntimo, por quienes le hablan al oído Algunos dirigentes escogen colaboradores inteligentes, capacitados profesionalmente para sus tareas, y dispuestos a decir lo que piensan. Su lealtad no implica callar discrepancias -quizá no decirlas en público, de acuerdo, pero sí en privado- ni tampoco aprobar sin chistar lo decidido por el conductor de un proyecto o un programa.

Contar con estos consejeros es una riqueza para quien tiene grandes responsabilidades, un valor agregado.
2.

Pero hay guías que se rodean de copartícipes incompetentes porque no pueden soportar a alguien más brillante junto a ellos, o porque le pueden hacer sombra, quitar los reflectores.

Son los subordinados que, a la pregunta de su superior: “¿qué horas son?”, responden: “¡las que usted quiera, señor!”.

Pero, bueno. Son ayudantes pasivos, sin grandes iniciativas, y expertos en mantenerse a la sombra de un salario, en espera de alguna retribución por su silencio.

Pero hay otros que no se retraen, y buscan agradar a su patrón con todo tipo de adulaciones.

3.

¿Cómo calificar a los cercanos a AMLO? ¿A cuál de las dos descripciones pertenecen?

No cabe duda de que, al inicio de su gobierno, invitó a participar en el gabinete a personas talentosas y honestas, cansadas, como muchos, de gobiernos priistas y panistas que favorecieron la corrupción y el enriquecimiento de unos cuantos.

Resulta curioso que muchos de ellos le han renunciado, ya porque se desilusionaron de las formas que afectó el fondo, o se descubrieron incapaces de saltar el muro de incondicionales y zalameros que lo rodea.

4.

Pero parece que, más bien, abundan los del segundo grupo.

Así lo indica la reunión del martes pasado que tuvo el presidente de la república con los legisladores de su partido y satélites afines. El motivo era felicitarlos por haber aprobado el Plan B electoral.

Las declaraciones de algunos participantes en La Mañanera no tienen desperdicio: “Muchos dicen que somos serviles al presidente… ¡a mucha honra! Cuando son iniciativas del presidente no queremos cambiarle nada. Como el presidente López Obrador es el pueblo (sic) y es servil al pueblo…

5.

… lo somos también con él”.

Quizá quienes, exultantes, mostraron su apoyo de esa manera no recapacitaron en el sentido de la palabra servil. No significa apoyar, colaborar, echar la mano, caminar codo con codo.

De acuerdo a la Real Academia Española, servil es quien, de modo rastrero, se somete totalmente a la autoridad de alguien, esperando algún beneficio. Asumir esta actitud no sólo exige renunciar a cualquier posicionamiento crítico -que podría ser útil para el mismo presidente y para México-, sino hasta a la propia dignidad.

6.

Quien es objeto de tales alabanzas corre el mismo riesgo del que las profiere: perder la oportunidad de manifestarse como alguien capaz de distinguir lo verdadero de lo falso, y de resistir a la tentación de la lisonja como forma de relacionarse. Quien obedece -una ley, a un superior en la jerarquía institucional- está obligado a hacerlo mientras ello no traicione su conciencia

 Pero quien se muestra servil renuncia a ella, y se lastima en su honor, terminando por afectar a quien quiere halagar.

Ser servil no es una virtud. Es una degradación del sujeto.
7.

Cierre icónico.

Y nos llegó la Navidad, ahora sí con frío congelante, y no sólo en la temperatura exterior, sino en muchas ilusiones y esperanzas.

Resulta muy difícil quitarse los anteojos del pesimismo para mirar una realidad convulsa, polarizada, con una pandemia que no acaba de irse, y un futuro inmediato poco promisorio. Pero, precisamente por ello, el nacimiento del Niño Dios viene cargado de ese optimismo que no niega los problemas, sino que los quiere resolver.

Vayan mis mejores deseos para estos días y el año próximo.
Padre Paco

El sacerdote José Francisco Gómez Hinojosa (Monterrey, México, 1952) es el actual Vicario General de la Arquidiócesis de Monterrey. Es diplomado en Teología y Ciencias Sociales por el Departamento Ecuménico de Investigaciones de San José, Costa Rica, y doctor en Filosofía por la Pontificia Universidad Gregoriana de Roma. Ha sido profesor en el Seminario de Monterrey, en la UDEM, el ITESM, la Universidad Pontificia de México, el Teologado Franciscano, el EGAP (Monterrey) y la Universidad Iberoamericana (Centro de Extensión Monterrey).