Por cierto...

Los errores del presidente

Este presidente cometió graves errores que terminaron por acabar con su vida y la de su vicepresidente.

La etapa histórica conocida como "la decena trágica" comprendida entre el 9 de febrero y el 22 del mismo mes de 1913, no es una decena de días pero representa uno de los momentos más oscuros de la historia nacional, es ejemplo de lo que sucede cuando la ambición por poder desborda y el líder no es el adecuado para el momento vivido.

Francisco I. Madero es un personaje al cual falta historiar y comprender, mucho de lo escrito sobre su persona deriva de intereses políticos, filias o fobias, pero no de análisis formal.

Haciendo una descripción de Madero con palabras etiqueta, diría que fue un demócrata, gran orador, idealista, obstinado, líder, ingenuo, desleal, confiado, inseguro y autoritario, entre otras posibles características de su personalidad.

La decena trágica es el resultado de esas cualidades en Madero, mientras fue un gran líder entre 1910 y mitad de 1911, fue inseguro, confiado y obstinado entre 1911 y 1912, para ser autoritario e inseguro entre 1912 y 1913; claro, la personalidad no es absoluta, siempre están sus rasgos presentes, sin embargo, la temporalidad que presento en su perfil es porque eso definió sus acciones.

Gana la revolución democrática con la ayuda de tres personajes determinantes: Abraham González, Pascual Orozco y Pancho Villa.

Poco aportó Zapata en esta etapa, aunque exigió ser parte en el reparto del poder.

Una vez presidente, Madero aleja a sus aliados, como muchos políticos de su tiempo y el presente; sentado en la presidencia se olvida de compensar a quienes le apoyaron a llegar, por el contrario, empodera a quienes fueran opositores al pensamiento democrático maderista.

En 1912 da el liderazgo militar al frustrado Victoriano Huerta, primero como jefe de la división del norte y luego como jefe máximo de las fuerzas militares.

Huerta era un resentido, rencoroso, vengativo y acomplejado, no significa que se adjetive por fobia, sino porque sus acciones responden a este tipo de personalidad. 

No veía en Madero a alguien de respeto, menos a quien agradecerle por convertirlo en un hombre del primer nivel en gobierno, por el contrario, le guardaba resentimiento porque en un par de ocasiones le exhibió desestimando sus decisiones.

Por causa de las decisiones del presidente, Orozco se distancia y subleva, incluso, Zapata lo encumbra como el líder de la revolución en su plan de Ayala del 28 de noviembre en 1911, por tal Orozco inicia su propia revolución en el norte del país; deben recurrir a Villa y su gente para derrotarlo ante la incapacidad de Huerta para lograrlo.

Huerta se asegura de encarcelar y casi fusilar a Villa luego del triunfo frente a Orozco.

Termina el centauro del norte en prisión hasta que se fuga en noviembre de 1912 de la cárcel de Tlatelolco a donde fue trasladado luego de ser recluido en Lecumberri.

Increíblemente Villa escapa con apoyo de antimaderistas quienes creían que el caudillo podría buscar revancha contra la traición y abandono de Madero en la cárcel; entre ellos Bernardo Reyes, Félix Díaz y Pablo Escandón Barrón, además de Manuel Mondragón y Aureliano Blanquet.

La decena trágica deriva del empoderamiento de los enemigos del maderismo y el desprecio a los maderistas por parte del mismo Madero.

Se puede asegurar que él fraguó su propio destino y el de José Ma. Pino Suárez, su vicepresidente.

Madero fue el líder que necesitaba el pueblo para derrocar a Porfirio Díaz pero no el que se requería en la presidencia ante la separación del dictador.

Oscar Tamez

Es presidente de la Sociedad Nuevoleonesa de Historia, Geografía y Estadística. Ganador del “Premio Estatal de Periodismo 2008” al mejor editorialista del año; de la “Medalla Israel Cavazos Garza” a la investigación histórica. Desde hace 23 años es periodista, locutor, catedrático de varias universidades,  consultor político e investigador histórico. Miembro del Consejo Consultivo Externo de la Facultad de Comunicación de la UANL.