Los aguacates del narco

El aguacate de Michoacán paga el costo social del narco territorio. La cuota de sangre en cada uno.

Sucede primero con los limones.

Michoacán es hermosa tierra. Su agricultura es prodigio. De gran calidad para los consumidores. El cítrico y los aguacates tienen calidad de exportación.

Para quienes disfrutamos de los eventos deportivos, las botanas preparadas llevan ambos.

Somos seguidores de la serie mundial, del campeonato de soccer internacional, también del super tazón.

Hemos visto la hegemonía de Tom Brady, recién retirado de las canchas a sus 45 años. Para los comensales nacionales y los internacionales, de divisas en dólares, el aguacate le da sabor al partido de campeonato. Mientras los comentaristas revisan cada una de las jugadas o el reloj contador se regresa o detiene.

Varios de los grupos criminales, dos, en complicidad del gobierno estatal y federal, del autogobierno de las células criminales, al imponer cuotas, cobro de piso por cosechar el aguacate y el limón.

Sus precios no están sujetos a una buena siembra y a los logros de los mejores ejemplares, sino a la podredumbre de las armas automáticas, la desaparición de los jornaleros.

El aguacate de Michoacán paga el costo social del narco territorio. La cuota de sangre en cada uno.

Preparar el guacamole o condimentar las botanas con limón explota en las tierras antes madereras, en la serranía, donde se ocultan muchos de los hijos de la perdición patibulario.

Recuérdelo al medio tiempo. Cuando vea los anuncios más hermosos de la publicidad mundial.

Gerson Gómez

Morelense de cepa Regiomontana. LCC con especialidad periodismo (UANL). Doctor en Artes y Humanidades (I.C.A.H.M.). Tránsfuga de la mesa de redacción en diferentes periódicos como El Diario de Monterrey, Tribuna de Monterrey, y del grupo Reforma en el matutino Metro y vespertino El Sol. Escort de rockeros, cumbiamberos, vallenatos y aprendices al mundo de la farándula. Asiste o asistía regularmente a conciertos, salas de baile, lupanares, premieres, partidos de fútbol y hasta al culto dominical. Le teme al cosmos, al SAT, a la vejez y a la escasez de bebidas etílicas. Practica con regularidad el ghosting. Autor de varios libros de crónica como Hemisferio de las Estaciones, Crónicas Perdidas, Montehell, Turista del Apocalipsis, Monterrey Pop y Prêt-à-porter: crónicas a la medida.