Llegando la Navidad
Se acerca la fecha en la que se activa la magia de la temporada navideña, surgen muchas frases que llevan las siguientes palabras y con ellas hacemos infinidad de oraciones o expresiones; escuchamos mucho; nacimiento, Niño Dios, estrella de Belén, los pastores, peces que beben en el río, paz, armonía, salud, regalos, compras, Santa Claus, posadas, comida, dulces y postres, adornos y lucecitas, así como muchos etcéteras.
Pero, ¿de qué nos sirve una Navidad comercial donde la pasamos riñendo con los vecinos, mentando la madre a quien se le ocurre adelantarse a nuestro camino o estorbar con su carcacha, bici o a pie, nuestro paso?.
En casa, con toda clase de desavenencias buscándole el defecto a la pareja; eso es lo más fácil de encontrar, lo interesante es encontrar las virtudes que algunos las tenemos muy escondidas.
En la chamba andamos viendo cómo sacar del juego a quien nos hace sobra con el jefe o a quien se le asignan los proyectos más vistosos.
Con los amigos estamos en competencia permanente a ver quién hace más dinero, más viajes, mejores autos, ropas, joyas y otras monerías.
En la vida social, como farol de la calle y obscuridad en la casa, casi le arreglamos la vida a otros que ni conocemos, pero en casa ni nos vemos; parece que el tiempo de frío nos llama a la reflexión.
Este tiempo es bueno para muchas cosas, entre ellas para ponernos en paz, buscar aclarar diferencias con quien las tengamos y no guardar rencores, muchas veces escuchamos de los motivadores la pregunta, ¿qué harías si supieras que hoy es tu ultimo día?, Pues generalmente la respuesta es sencilla, tratar de arreglar todo lo que tengo pendiente.
Te invito a que si traes algún tema de ese tipo que te hace vivir como cuando se trae una piedra en el zapato –generalmente son incómodas–, que platiques con tu contraparte, que puede ser tu pareja, hermano, vecino, compadre o rival político; la invitación no tiene límites.
Seguir esta recomendación te hará sentirte mucho mejor, como si te quitaras una gran roca de la espalda.
Te invito a que pasemos de una Navidad comercial a una más de valores y que nos preparemos para la cuesta de enero, que entiendo viene difícil.
Evitemos malgastar y disfrutemos de otras cosas que no tienen precio y son de mayor provecho.
Si tu estás bien y no tienes pendientes de reconciliación o de reparar relaciones personales, pasa este texto a otros amigos y familiares, puede ser que alguien tome alguna idea, usar una frase como “tomemos este café para dejar atrás las diferencias del pasado y estar bien desde ahora” es demasiado sencilla, pero si la intentas puedes correr el riesgo de que funcione.
Amigos, no basta desear que ocurran cosas buenas para nosotros, nuestra familia, nuestros amigos y compañeros, hay que hacer que las cosas se vuelvan posibles, hacer lo necesario, dar un abrazo sincero, decir lo correcto, emprender, estudiar, impulsar, echar la mano en forma real y verdadera.
Hacer que alguien tenga una feliz Navidad puede ser muy simple o complejo dependiendo del cristal con que lo mires, pero hay regalos muy sencillos que valen mucho; por ejemplo, cuando acudimos a visitar a un enfermo o le cuidamos al adulto mayor a quien lo cuida para que salga por un rato a tener algo de esparcimiento.
Dedicar nuestro tiempo a escuchar y convivir con nuestros mayores, nutre el alma y adquiere uno mucho conocimiento.
Por último, te advierto que si ves a otros peleando siempre, que puede ser desde su posición de poder y que lo que logra no es poner en orden o pacificar a los suyos, sino todo lo contrario, sácales la vuelta y evita que te echen a perder.
Esto aplica para todo tipo de liderazgos y personas dedicadas a la vida pública que dirigen destinos del país, estados y municipios; las posiciones de poder político y público deben ser para servir a su comunidad no para cuidar los beneficios de unos pocos. Feliz Navidad.