Debatiéndonos entre El Escorpión Dorado y Chumel Torres
Hace algunas semanas, las redes sociales estallaron luego de que uno de los youtubers más famosos de nuestro país, llamado “El Escorpión Dorado”, entrevistara a Claudia Sheinbaum, jefa de Gobierno de la Ciudad de México (CDMX), la corcholata favorita del presidente Andrés Manuel López Obrador.
Como en prácticamente todos los temas, la polarización fue el signo de la conversación digital, entre quienes cuestionaban al controvertido personaje y los que lo defendían.
La indignación mostrada por un gran número de usuarios se daba por lo evasivo y laxo de los cuestionamientos del influencer –muy al estilo de la 4t- a la política que, ante la tragedia del metro de la capital del país a principios de este año, puso toda clase de pretextos -como lo hizo con el Colegio Rébsamen- para no responsabilizarse de sus tareas como gobernante.
Los excesos de soberbia, indolencia e ineficiencia que llevaron a la jefa de gobierno a meter a la cárcel a una señora a la que accidentalmente se le cayeron unas aspas a las vías del metro, desplegar a 6 mil elementos de la Guardia Nacional y victimizarse acusando de sabotaje, lo que en realidad es incapacidad, fueron “casualmente” omitidos por el conductor.
Me queda claro que las redes sociales son instrumentos poderosos para generar seguidores, fama (y dinero) y hay quienes, sin escrúpulos, suben todo tipo de contenidos para lograrlo. Es de reconocerse, también, el avance que han tenido en la reproducción de conversaciones sobre lo que acontece en la vida política de nuestro país.
No obstante, ante los graves problemas por los que atraviesa México en todos los rubros y el incremento significativo de la violencia digital, que ha desembocado incluso en la comisión de diversos delitos, vale la pena señalar los vacíos que la clase política ha dejado, por olvidarse de formar líderes políticos y cuadros técnicos operativos en beneficio de los mexicanos.
En un chat grupal de panistas con los que tengo enormes coincidencias, también me llamó la atención el mensaje de mi amiga Margarita, militante de nuestro partido desde hace más de tres décadas. Luego de ir con su hija a una presentación de otro influencer famoso, escribió:
“Ayer asistí al cierre de la gira de Chumel… fue tal la emoción que sentí de escuchar a más de 4000 voces, incluyendo la mía, gritando ¡presidente!
A la fecha no hay político que me genere tal emoción.
Sentí el acoso brutal del poder autoritario sobre una persona que expresa lo que muchos callamos. Si una encuesta fuera hoy y me preguntaran quién sería mi candidato, sería sin duda Chumel”.
Por supuesto, nadie -me incluyo- comentó nada al respecto, pero puedo imaginar cientos de expresiones que se dieron al leerlo, por lo que preferí marcarle y consultarle qué había pasado en ese evento para que expresara una idea tan radical que yo considero incluso banal.
La respuesta fue el motivo por el cual escribo esta columna.
“A los políticos nos está faltando empatía, fuerza y coraje para decir cosas que pensamos ante los abusos que comete López Obrador.
Adriana, todos están callados o no quieren trabajar en equipo, nos sentimos excluidos no sólo de las decisiones, sino también de las opiniones. Por lo menos, hay personajes que están convenciendo a los jóvenes.
Yo acudí a ese evento por mi hija, me gusta el sarcasmo que el influencer maneja, y subí el mensaje no porque crea que pueda ser buen presidente, sino para que nos diéramos cuenta de que le estamos fallando a México, porque no tenemos la pasión que se necesita para defenderlo.
Panistas de a pie y líderes que están al frente están escondidos, esperando que las cosas se resuelvan solas”.
México vive una tragedia con López Obrador y su partido. El cansancio, la apatía y la frustración, son emociones que se han apoderado de amplios sectores de la población y que los tienen paralizados, pues el cinismo y el dolo con el que los funcionarios morenistas responden ante sus actos de corrupción e ineficiencia gubernamental, hacen más visible la estridencia de diversos actores de la vida pública como Chumel.
Margarita, como millones de mexicanos, está preocupada por la situación actual y desde hace tiempo busca vías para participar y cambiar las cosas. Sin embargo, no encuentra ni la disposición ni la apertura de las instituciones partidistas -en este caso la nuestra- para cambiar la realidad que nos golpea con fuerza y con saña.
No puedo opinar sobre la capacidad profesional de personajes como Chumel Torres y el Escorpión Dorado; me queda claro que el papel que juegan en la vida pública de la Nación se debe a su talento e ingenio para comunicarse. Son la sátira, la chispa, la crítica, la ocurrencia y el sarcasmo, los distintivos de sus carreras, en el ámbito del entretenimiento.
Su tarea no es gobernar, es divertir.
Cada uno de ellos deberá asumir las consecuencias de sus acciones y omisiones, así como responder ante la historia sobre lo que hicieron como ciudadanos por este país. Pero reitero el cuestionamiento: ¿ellos fueron electos para gobernar? ¡No! Electos para hacer buen gobierno son los que despachan en Palacio Nacional y en el Ayuntamiento; electos para representar a los ciudadanos en las Cámaras fueron los diputados y senadores, como también fueron electos -aunque esté en duda si de forma democrática- para dirigir sus institutos políticos, los actuales presidentes de los partidos políticos.
A ellos debemos pedirles transparencia y rendición de cuentas sobre lo que han hecho por México durante estos poco más de cuatro años. Por el pasado, ya se encargará la historia de juzgarlos.
Especialmente debemos poner atención a los institutos políticos, pues son el vehículo para acceder al poder.
Reciben recursos públicos y debieran estar formando liderazgos que conozcan de la política pública, de las necesidades ciudadanas, de la generación de leyes, de la capacidad de diálogo, de la ética pública y ante la falta de todo esto, lo que más vemos es a políticos queriendo ser influencers y más influencers queriendo ocupar cargos de elección popular.
Lo patético de esto, son los desastrosos resultados de gobierno y para muestra ahí está Nuevo León.
Lo cierto es que hoy estamos cada día más cerca del precipicio y no podemos estar en el falso debate de quién trae el salvavidas: Escorpión Dorado o Chumel Torres.